Estamos en la semana de San Valentín y no podía faltar en estos días una manicura llena de amor. Llevaba tanto tiempo alejada del mundo del nail art que ahora todo me parece poco para colocarme en la uñas y este diseño es una prueba de ello. A veces la inspiración no llega y, otras veces, no hay quien la pare...
En la entrada anterior os presenté el precioso Golden Champagne de KIKO que he utilizado como base para esta manicura. En una uña apliqué un "tatoo" en forma de corazón, motivo central del diseño. Ya había utilizado en otra ocasión este tipo de decoraciones, siendo el resultado igualmente satisfactorio. Al ser "tatoos" para piel son muy finitos y un tanto complicados de colocar, pero todo es cuestión de práctica. Yo los recorto, coloco sobre la uña, mojo el cartoncito con una esponja o bajo el grifo y enseguida se despega quedando la imagen perfectamente colocada.
En dos uñas realicé un degradado con esponja utilizando dos esmaltes craquelados en tonos acorde al corazón protagonista. Con este sistema de aplicación el efecto "crackle" queda muy pequeñito y vistoso, como podéis comprobar también en estas dos manicuras. Posteriormente coloqué unos corazoncitos efecto espejo, enmarcándolos de diferente modo cada uno de ellos.
Las uñas del pulgar y meñique sólo llevan el corazoncito, con lo cual el esmalte de base toma protagonismo. Dos capas de top coat para proteger la decoración rematan esta lujosa manicura tan llena de amor.
El material empleado fue el siguiente:
Como habéis visto, lo de "menos es más" a mí no me funciona últimamente. Creo que nunca antes había mezclado tantas técnicas y elementos diferentes en una sola manicura. Tanto el "tatoo" como el esmalte craquelado de OPI son un tono púrpura pero, al aplicarlos sobre la base dorada, mágicamente se transforman en un precioso color granate.
Gracias por leerme y hasta pronto.